Aunque no he de negar que fue difícil estar lejos de los seres queridos, especialmente de mi mujercita, la experiencia que viví en Perú fue inolvidable y lo recordaré siempre con mucho cariño. Además de los bellos lugares que visité en este país, como Cusco y Machu Picchu, la selva amazónica, Arequipa, y varios lugares en Lima, viví momentos muy divertidos e inclusive un fuerte terremoto. Y cómo olvidar la rica comida peruana, el delicioso lomo saltado, los cebiches y tiraditos, la canchita serrana, los sanguchitos, y mil platillos más en lugares de alta cocina como Astrid y Gastón, el Segundo Muelle, Pescados Capitales, y decenas de restaurantes más.
Sin embargo, lo que más recordaré es la gente tan maravillosa que conocí (peruanos, colombianos, mexicanos, argentinos) y con la que compartí tantos fines de semana, noches de poker, tertulias bohemias, sesiones de karaoke, visitas a museos, y hasta desveladas por la chamba. Quedan para la posteridad famosas frases como "¡LOW BATTERY!", de mi queridísimo Marquito, "Vuelve y juega" de mi bróder Felipe, "Se me salió el gato", frase referencial de mi patita Oscar, y muchas otras más.
Un agradecimiento a todos los que hicieron que mi estancia en Perú fuera inolvidable: Oscar, Marco, Felipe, María Isabel, Pancho, Ale, Gloria, Cynthia, Vanessa, Emilio y también a aquellos que desde otros países nos dieron su apoyo para que todo saliera bien: Niklas, Melissa, Orlando y Dave.