domingo, 23 de diciembre de 2007

¡Perú!

Ya se está acabando el año y han pasado varios meses desde mi anterior entrada en este empolvado blog. Estas épocas suelen ser la ocasión perfecta para ponerse melancólico y voltear la cabeza para analizar lo que el año que concluye nos dejó. En mi caso no es difícil decidir cuál fue el hecho más significativo: mi estancia de 8 meses en Perú, enviado por mi empresa consultora a hacer un proyecto de implantación de software.

Aunque no he de negar que fue difícil estar lejos de los seres queridos, especialmente de mi mujercita, la experiencia que viví en Perú fue inolvidable y lo recordaré siempre con mucho cariño. Además de los bellos lugares que visité en este país, como Cusco y Machu Picchu, la selva amazónica, Arequipa, y varios lugares en Lima, viví momentos muy divertidos e inclusive un fuerte terremoto. Y cómo olvidar la rica comida peruana, el delicioso lomo saltado, los cebiches y tiraditos, la canchita serrana, los sanguchitos, y mil platillos más en lugares de alta cocina como Astrid y Gastón, el Segundo Muelle, Pescados Capitales, y decenas de restaurantes más.

Sin embargo, lo que más recordaré es la gente tan maravillosa que conocí (peruanos, colombianos, mexicanos, argentinos) y con la que compartí tantos fines de semana, noches de poker, tertulias bohemias, sesiones de karaoke, visitas a museos, y hasta desveladas por la chamba. Quedan para la posteridad famosas frases como "¡LOW BATTERY!", de mi queridísimo Marquito, "Vuelve y juega" de mi bróder Felipe, "Se me salió el gato", frase referencial de mi patita Oscar, y muchas otras más.

Un agradecimiento a todos los que hicieron que mi estancia en Perú fuera inolvidable: Oscar, Marco, Felipe, María Isabel, Pancho, Ale, Gloria, Cynthia, Vanessa, Emilio y también a aquellos que desde otros países nos dieron su apoyo para que todo saliera bien: Niklas, Melissa, Orlando y Dave.