El experimento se basa en el mismo principio que el brazo mecánico de mi escrito anterior. Los electrodos conectados a la cabeza de un sujeto permiten que una computadora registre la actividad cerebral cuando el individuo piensa en levantar su brazo derecho o su brazo izquierdo. Esto se traduce en un mensaje muy básico con un sistema binario de unos (brazo derecho) y ceros (brazo izquierdo). Posteriormente se envía dicho mensaje a otra computadora, quien lo traduce en impulsos eléctricos que se proyectan a otro voluntario usando un aparato de LEDs. El individuo receptor no puede detectar conscientemente la diferencia de impulsos, pero su cerebro percibe los cambios en la frecuencia, lo que produce una actividad cerebral determinada. Para más detalle, consulten el artículo completo o vean un video del experimento.
Si se dan cuenta, el experimento es muy rudimentario todavía. Aunque sus creadores bautizaron esta tecnología B2B (Brain to Brain, cerebro a cerebro) yo creo que todavía dista mucho de ser telepatía asistida. Cuando mucho yo lo llamaría Brain to Eye, pues todavía necesitan proyectar luces parpadeantes. Para ser un verdadero B2B se requeriría insertar el impulso directamente al cerebro.
Ustedes podrán reclamarme, y con justa razón, que lo que sugiero requiere una cirugía invasiva peligrosa y poco ética. Yo digo que tienen razón, si nos limitamos a la tecnología a nuestro alcance. Lo cierto es que cada vez se logran más avances en las neuroprótesis, aquellas que permiten registrar información externa e insertarla directamente al cerebro, sustituyendo un órgano de los sentidos. Los implantes cocleares ya han regresado la audición a muchos sordos, estimulando mediante señales eléctricas el nervio auditivo. Los implantes de Dobell han permitido que algunos ciegos recuperen parcialmente la vista, inyectando impulsos a la corteza visual. Estas tecnologías eventualmente madurarán en algo que no requiere cirugías y sea completamente seguro y comercial.
Conecten los puntos, y no es tan difícil imaginar un futuro donde lo que un individuo piense pueda traducirse en impulsos eléctricos que viajen por el ciberespacio hacia un receptor, que transformará estos impulsos en imágenes y sonido que se inserte directamente al cerebro receptor. Falta mucho, sí. Pero también creo que el potencial de la tecnología BCI es gigantesco y maravilloso, aunque con implicaciones éticas y legales insospechadas. Todo lo que un transhumanista puede soñar.
1 comentario:
Muy interesante, aunque peligroso, creo que traería muchos divorcios
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